21 de febrero de 2014

Crónica de la Peregrinación al Convento de Santa Ángela de la Cruz.

Eran las 8 de la mañana cuando, llenos de fe e ilusión nos poníamos en camino desde la calle Pedreras, justo detrás de nuestra Parroquia de San Pedro para peregrinar hasta Sevilla, a la Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, donde se guardan los recuerdos y el cuerpo incorrupto de la Madre de los pobres.

Tras encomendarnos a Dios, antes del viaje, emprendimos el camino, con la consiguiente parada para el desayuno en el camino. 

María de los Ángeles Guerrero González, en el siglo, es gloria de la Iglesia andaluza, mujer de origen humilde, cuya alma era todo un jardín agradable a Dios y por medio de la que el Señor obró el prodigio de la predicación firme, valiente y coherente del Evangelio por medio de la caridad de unas mujeres que se abrazan en la cruz para servir a los pobres y marginados de la sociedad.

Sobre las 11:00 de la mañana, de un claro y soleado día invernal, llegamos a Sevilla, donde se nos esperaba. Nada más llegar la hermana Luisa de la Compañía de la Cruz, nos recibía acogedora y hospitalaria, con alegría y amabilidad.

De forma excepcional, pues solo se realiza la visita a ese lugar sagrado, el 2 de Marzo, aniversario del tránsito de Madre al cielo, se nos permitió visitar la habitación donde falleció Santa Ángela. En aquel pasillo y cercano también a la habitación donde entregó su alma a Dios, la Beata María de la Purísima, séptima Superiora General de las Hermanas de la Compañía de a Cruz; la hermana  Luisa, nos hizo una semblanza, llena de amor y de bellísimos datos de virtudes heroicas de esas dos almas santas. Luego tiempo para la visita detenida, meditativa y orante en aquellos dos lugares que nos hablan de eternidad.

El relicario que posee nuestra Hermandad y que todos los años procesiona en el entrecalle del paso de palio de la Virgen de la Salud, (advocación, la de nuestra Cotitular de clara influencia de Santa Ángela), portado por nuestro párroco y director espiritual descansó por unos momentos sobre la mesa del P. Torres Padilla, director espiritual de Sor Ángela y donde ella también escribió en numerosas ocasiones, así como en las tarimas desde dónde volaron al cielo la Santa Madre y su hija la Beata Purísima.

Imagen de la Virgen de la Salud
que veneraba la Santa.
Momentos inigualables de encuentro con el Señor Resucitado y de admiración y deseo seguir, servir y amar a Cristo, como ellas dos lo hicieron. 

Al finalizar la Santa Misa, nos aguardaba una sorpresa más. Un regalo inesperado que gracias a la hermana Luisa, nos fue concedido. Al ver el precioso relicario que posee nuestra Hermandad, la religiosa comprobó que éste portaba una reliquia común y por ello, la Madre General, nos concedió una reliquia del hábito de la Santa. Tela áspera y humilde testigo inigualable de su consagración a Dios, de se entrega a los pobres y de su santidad.


Teniendo a Santa Ángela como Cotitular de nuestra Hermandad, esta visita, nos ha acercado aún más si cabe, a su vida y su espiritualidad. No nos quedemos solo en la admiración, pasemos a la imitación. Como decía Madre: “Lo único importante en esta vida es santificarse y hacer la voluntad de Dios.”