
Puntualmente, la cruz parroquial comenzó su caminar hacia el Santuario de la Inmaculada, tras ella, decenas de hermanos y devotos con cirios alumbraban al Señor en su traslado.
Con solemnidad y respeto el barrio de San Pedro arropaba a Jesús del Perdón, que lucia majestuoso con el estreno de la nueva túnica de terciopelo burdeos.